Las infecciones nosocomiales ocurren en todo el mundo afectando a países desarrollados y en vías de desarrollo. En Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que mueren alrededor de 90 mil personas al año por enfermedades intrahospitalarias.
La selección de los filtros es crítica ya que se utilizan para remover microorganismos patógenos aerotransportados como el hongo Aspergillus (2.5–3.0 µm), que se origina en el polvo y suelo, especialmente durante la construcción o remodelación de hospitales y puede ser fatal en pacientes con leucemia, trasplantes de medula y otros inmunosuprimidos. El 99.9% de las bacterias pueden ser removidas con filtros MERV 14, algunos ejemplos de bacterias altamente infecciosas y transportadas por aire son Mycobacterium tuberculosis o Legionella pneumophila. Los filtros HEPA se utilizan para remover partículas submicronicas como el virus de la rubeola, influenza o el syncitial respiratorio, que ocasiona neumonía y es común en pabellones pediátricos.
La filtración en hospitales consiste en sistemas de filtración de 2 o 3 etapas. Generalmente se utilizan pre filtros para capturar las partículas más grandes y alargar la vida de los filtros finales (alta eficiencia) preservando además su integridad para partículas más pequeñas.
El Estándar 170-2008 del ASHRAE/ASHE provee los requerimientos mínimos de ventilación y filtración para hospitales. Este estándar además ha sido incorporado a las “Las Guías para el Diseño y Construcción de Hospitales y Edificios para el Cuidado de la Salud” (conocidas ahora como Guías FGI 2010 y antes como Guías AIA).